KATHRYN STOCKETT.- «Criadas y señoras».

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  • Nº de páginas: 560 págs.
  • Editorial: MAEVA

SINOPSIS:

Jackson, Misisipi, 1962. La joven Skeeter vuelve a su casa, sin la menor ilusión por buscarse un marido; ella sueña con una vida diferente, entregada a la literatura. Al conocer a Aibeleen y Minny, que como la mayoría de las mujeres negras de la ciudad se dedican a servir en las casas de los ricos, comienza a imaginar un proyecto clandestino y liberador.

¿POR QUÉ ME GUSTA?

Por el resumen es difícil adivinarlo. Es excesivamente escueto y solamente constituye el punto de arranque de esta magnífica novela. Una novela a tres voces. Porque son principalmente tres las vidas que conocemos: sus preocupaciones, sus sentimientos, su pasado, su día a día y su esperanza de un futuro distinto. Y como parte de esas vidas se cuentan muchas otras historias: la de la “loca” de Miss Celia y el secreto de las habitaciones de arriba, la de la soberbia y manipuladora Miss Hilly, la de la buena de Louvenia, la de la pusilánime Elizabeth,…

La novela da voz a Aibeleen y Minny, dos criadas negras y a Skeeter, una joven blanca que quiere convertirse en escritora en vez de responder a las expectativas de cazar marido y dedicarse a lo mismo que sus amigas: ser “floreros” (porque criar a los hijos y hacerse cargo de las tareas en la casa lo hacen las criadas negras por poco dinero).

Y con ese sueño convence a Aibeleen, y ésta a Minny, para que cuenten como es la vida sirviendo a las blancas. Si no consiguen cambiar las cosas al menos se sentirán liberadas al hablar. Y, asumiendo el peligro que eso representa para su vida, comienzan a relatar como son las cosas en ese momento y en ese lugar del mundo.

Situada en el momento histórico de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, la acción se desarrolla en la ciudad de Jackson, Missisipi.Y mentiría si os digo que me llamaba mucho la historia. Lo cierto es que cogí el libro de la biblioteca con mucha pereza y miré sus muchas páginas con un poco de aprensión. ¿Soy superficial si digo que me decidí por las galletas de la portada y el título?

Pero me ha sorprendido. Y muy gratamente. Me quedé enganchada desde el principio hasta tal punto que me sentía fastidiada cuando cambiaba la voz de la protagonista. Cada historia particular me parecía mejor que la anterior. Pero todas son únicas y están entrelazadas sabiamente. Acabado el libro soy incapaz de decantarme por una en particular.

Los personajes son una delicia:

Aibeleen es una mujer entrada en años que adora a los niños. Es dueña de un gran sentido común. Aunque al principio me pareció excesivamente sumisa y débil de carácter lo cierto es que demostró tener una gran fortaleza en sus dulces maneras. Sin ella no se hubiese escrito el libro, porque es Aibileen la que facilita los encuentros clandestinos y convence a las demás para llevar adelante el proyecto.

Minny es impulsiva “hasta decir basta” y malhablada. Generosa y amiga de sus amigas se coloca en el “punto de mira” para posibles represalias a fin de protegerlas. Nos regala momentos cómicos y diálogos chispeantes. Resulta muy divertida a pesar de que su vida privada es bastante penosa a causa del maltrato de su marido. Así como Aibeleen me sorprendió con su fuerza, Minny lo hizo con su debilidad. Aparenta ser muy dura y es difícil imaginarla soportando pasivamente los golpes.

Skeeter tiene el papel de hipócrita y traidora a los suyos, pero fiel a sí misma. No puede más que despertar mis simpatías. A su modo, es igual de prisionera que Aibileen y Minny. Prisionera de las convenciones y de lo que se espera de ella. Al volver a casa tras sus estudios se encontró con un muro de silencio que no es capaz de romper sobre el porqué Constantine, la criada negra que la crió y a quien ella adora, ya no trabaja para sus padres. Sabe que es mentira lo que le contó su madre pero no tiene modo de conocer la verdad.

Y tengo que hacer mención a mi personaje secundario favorito: Miss Celia. No tiene desperdicio. Sentí hacia ella una gran ternura. Con un cuerpo de escándalo vestido con ropas escandalosas va dejando a su paso bocas masculinas abiertas. Y siendo una buena persona su inocencia no es rival para la bruja dominante y mentirosa de Hilly, ex-novia de su marido y persona VIP en la sociedad de Jackson (en otras palabras, es la que “reparte el bacalao” entre las mujeres, que a su vez influyen en sus maridos).

Es un libro que a la vez que entretiene invita a la reflexión: Los negros no pueden usar el mismo retrete que los blancos porque les transmiten enfermedades, pero esas mismas personas manipulan su ropa, les preparan la comida y crían a sus hijos sin que eso les plantee ningún problema. ¡Es tan absurdo! ¡Y tan real! Porque las leyes segregacionistas están publicadas y estuvieron vigentes hasta bien entrado el siglo XX.

Presenta a las mujeres blancas de la época como llenas de prejuicios, superficiales y poco maternales. Los vínculos madre-hija retratados no son muy estrechos. El rechazo de Elizabeth hacia Chiquitina, y como la trata a ella su propia madre apena. Lo mismo que el vínculo de Skeeter con su madre, siempre crítica. Lo que se espera de ellas es que sean muñequitas lindas, siempre pulcras y comedidas en el vestir, con niños educaditos y adorables, a los que cuidan sus criadas. Y sólo las blancas pobres no tienen criada.

El papel de los hombres blancos es el de protectores. Lo son, y mucho, de su modo de vida y de sus mujeres. Y alcanzan altas cotas de violencia para defender eso. ¡No se trataba de ninguna broma el Ku-Klux-Klan!

Pero cuando empiezan a desgranarse las historias no todas son terribles. Hay acciones de “señoras” blancas amables, compasivas, generosas… pero que ante sus iguales permanecen ocultas ya que se realizan casi en secreto. Y nos encontramos además que, como los negros estaban acostumbrados a no tener los mismos derechos, veían con normalidad y resignación situaciones de injusticia total.

Cuando el libro se publica se abre una gran incógnita: ¿cambiarán las cosas? ¿se reconocerán las protagonistas de las historias a pesar de cambiar nombres y lugares? ¿Se tomarán represalias hacia las criadas que contaron sus vidas?

Es una gozada descubrirlo. Una novela para disfrutarla sentada en un sillón orejero, con una mantita en las rodillas y una taza de café con leche. ¡Y las galletas de la portada! Por cierto, ¿serán de mantequilla? (son mi perdición)

Según nos dice la contraportada del libro “Criadas y señoras” permanece en la lista de los más vendidos en Estados Unidos desde su publicación, en febrero 2009. La historia de estas tres increíbles mujeres se ha convertido en un autentico fenómeno literario, que ya ha sido traducido a mas de veinte países. ¡Y de verdad que no es para menos!

¡Y también hay película!